En todas las culturas del mundo la vista es, de los 5 sentidos, el dominante. Esto se debe principalmente a la estructura del cerebro: casi el 50% de su capacidad se dedica al procesamiento visual.
Pero ¿por qué es tan importante que la primera imagen que transmitimos sea positiva?
Vivimos en un mundo lleno de estímulos y el cerebro necesita optimizarse. Si cada vez que se enfrenta con algo o alguien tuviera que analizar cada pequeño detalle, seríamos terriblemente ineficientes.
Por eso, ante una situación nueva, lo que hace el cerebro es:
Formarse instantáneamente una primera impresión.
Organizar y clasificar en forma rápida esa información.
Una vez que el cerebro archivó una idea, le resulta muy difícil sacarla de donde está para ponerla en otro casillero. Esto ocurre porque, ni bien cerramos este proceso, el cerebro da la orden a nuestros sentidos de que busquen más información que confirme que esa clasificación es la correcta. Y cualquier dato que vaya en la dirección opuesta, será simplemente sorteado por nuestros sentidos.
¿Es posible revertir una primera impresión negativa? Probablemente sí, pero nos demandará un enorme esfuerzo. En cambio, una buena imagen nos abre las puertas para mostrar lo mejor de nosotros: nuestra calidad como personas y profesionales. En suma, lo más importante.
En todas las culturas del mundo la vista es, de los 5 sentidos, el dominante. Esto se debe principalmente a la estructura del cerebro: casi el 50% de su capacidad se dedica al procesamiento visual.
Pero ¿por qué es tan importante que la primera imagen que transmitimos sea positiva?
Vivimos en un mundo lleno de estímulos y el cerebro necesita optimizarse. Si cada vez que se enfrenta con algo o alguien tuviera que analizar cada pequeño detalle, seríamos terriblemente ineficientes.
Por eso, ante una situación nueva, lo que hace el cerebro es:
Formarse instantáneamente una primera impresión.
Organizar y clasificar en forma rápida esa información.
Una vez que el cerebro archivó una idea, le resulta muy difícil sacarla de donde está para ponerla en otro casillero. Esto ocurre porque, ni bien cerramos este proceso, el cerebro da la orden a nuestros sentidos de que busquen más información que confirme que esa clasificación es la correcta. Y cualquier dato que vaya en la dirección opuesta, será simplemente sorteado por nuestros sentidos.
¿Es posible revertir una primera impresión negativa? Probablemente sí, pero nos demandará un enorme esfuerzo. En cambio, una buena imagen nos abre las puertas para mostrar lo mejor de nosotros: nuestra calidad como personas y profesionales. En suma, lo más importante.
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